"Aunque llegara a definir la poesía -aspiración estúpida, por otra parte-, aunque descubriera su esencia, aunque desvelara su origen más profundo, aunque la poesía toda y todos los poetas me fueran tan conocidos como mi propio nombre, llegado el instante de escribir un poema, no soy más que una humilde muchacha desnuda que espera que lo Otro le dicte palabras bellas y significativas, con suficiente poder como para izar sus pobres tribulaciones y para dar validez a lo que de otra manera sería desvaríos."
Alejandra Pizarnik
Este párrafo (junto con muchísimos otros que ya subiré) lo descubrí leyendo los diarios de Alejandra, ¿cómo explico esto? me siento terriblemente identificada con cada frase que escribió. De más está decir que, en mí opinión, su poesía no la hace ver como una "humilde muchacha" para nada, al contrarío. Ella, dueña de poemas tan profundos, oscuros, intensos, se muestra ante mí, se materializa como una mujer sufrida y fuerte, ante todo fuerte... tal vez alguien piense al revés, de hecho tal vez hasta se pregunte ¿cómo es que definís como fuerte a una mujer que sucumbió ante la vida y se suicidó?. Ahora yo le pregunto a ese alguien, en verdad, ¿sería sencillo vivir siendo tan sensible y susceptible como lo era ella? ¿cómo haríamos nosotros para vivir con la oscuridad con la cual ella se despertaba cada día?
Me gusta pensar que tenía demasiada intensidad para este mundo, ni ella misma sabía qué hacer con lo que sentía.
En fin, comparto acá por vez primera uno de mis textos favoritos de Pizarnik, espero que (a vos que lo estás leyendo) te guste tanto como a mí.
BlackWolf
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